Declaro aquí sin pensarlo dos veces que no creo en nada, en nada que suponga una explicación metafísica, o paranoias que se inventa un filósofo o líderes religiosos en una tarde de fume con los colegas, lo siento, por ahí no paso. Claro que esta entrada no va de mis creencias, si no de mi "máxima de inspiración vital"... o por lo menos la que mantengo actualmente.
Todo el que me conoce o me lee sabe que para mí ser feliz es importante, que está como en lo más alto de las necesidades psicológicas de una persona, pero ¿cómo ser feliz?, o mejor dicho ¿cómo consigo yo estar siempre tan feliz?. Ante todo aclaro, sí se puede estar feliz siempre, no es autoengaño, ni querer ocultar tus problemas bajo una sonrisa, así que aquel que pensaba esto, que se vaya olvidando ya. El secreto está en el equilibrio, un equilibrio universal.
Sé de sobra que el equilibrio tiene un sentido universal, y muchas veces se confunde con el karma pero ¿de verdad piensas que hay una fuerza superior que te bonifica si eres bueno?... tan absurdo como pensar que uno de los de Crepúsculo va a tocarte en la ventana para jurarte amor eterno, así que el karma lo dejamos para las series como "Me llamo Earl". Pues eso, que yo hablo de un equilibrio universal en un sentido más bien interno, es algo que debes lograr por ti mismo, que nadie puede ayudarte a buscar, algo que debes conseguir investigando en tu interior, pero siempre mirando qué pasa ahí fuera. Porque aunque no lo creas tus problemas tienen una solución muy sencilla, todo se supera, se afronta, nunca se oculta, se deja pasar o te los cargas a hombros; los problemas no son un niño que subes a tu espalda para que vea mejor lo que hay delante, no, los problemas son ese niño que sientas frente a ti y te paras a hablar con él hasta que comprende qué ha hecho mal. Una vez superas tus problemas solo queda ver qué cosas buenas te rodean, porque no todo es negro o blanco y deberías saberlo de sobra, y haciendo uso de la frase "quédate con lo bueno de la vida", solo me queda añadir que esta vida se te ha dado para disfrutarla, para que salgas ahí fuera a sentirte a gusto contigo mismo, a alcanzar tu propio equilibrio interno, a ver cada cosa buena como un regalo que te llega por sorpresa, y a asimilar que lo malo es solo algo que tienes que afrontar para mantener tu equilibrio, que con un poco de esfuerzo compensatorio se supera.
Ahora mismo no tengo cuentas pendiente, y sí, puede que me rodeen algunos problemas, como a todos, pero me adapto, lucho por conseguir mi equilibrio universal, por no dejar que nada lo perturbe; veo con ojos de niño al mundo, agradezco cada cosa buena y las malas pongo solución, e incluso dentro de lo negro siempre veo blanco. Actualmente y como ha sido siempre, soy feliz, porque sí se puede mantener la felicidad si te lo propones.
Sal ahí fuera y encuentra tu equilibrio, disfruta de tu entorno, siéntete a gusto contigo mismo.
