Ante todo he de empezar diciendo que lo que he escrito hoy
no lo he hecho con el propósito de generalizar, si no que todo surge de la
experiencia propia. Eso sí, en esta guerra que yo mismo he establecido entre
los dos sexos, el hombre cuenta con una baza a su favor, pues básicamente lo
escribo todo desde mi punto de vista, como siempre vamos. Pues bueno, menos
rollos y que dé comienzo esta particular batalla.
Mujer:
- Me enfado, y tú vienes de pesado a pedirme perdón como un loco.
- Tú te enfadas, lo cual no me gusta, y entonces yo me
enfado más.
- Se me pasa el
enfado y te echo de menos. Decido ser la persona más dulce del mundo.
- Me gustan los malotes y aunque sé que pueden acabar
haciéndome daño, no me importa, me ponen más y es lo que deseo. Eso sí, después
me lamento por no conocer nunca a un chico dulce, atento y que me tenga como a
una reina, aunque es cierto que eso me acaba aburriendo.
- Quiero que espabiles y no te quedes ahí parado, pero no te
pases, no quiero tener a un salido a mi lado.
- Tú siempre tienes que dar los primeros pasos.
- Quiero que seas un tío seguro de ti mismo.
- Me gusta cambiar de opinión constantemente.
- Me encantas.
- Te enfadas y me vuelvo loco para que me perdones, aunque
quizás solo vaya a empeorar las cosas así.
- Me enfado, tú te
enfadas sin razón y al final yo acabo disculpándome por algo que no he hecho
mal.
- Me dices simplemente “perdón, te quiero” y no puedo
negarme a quererte con todas mis fuerzas.
- Va en mí ser buena persona y me encanta entregarme en
todo, pero claro, si no soy lo suficiente cariñoso no te gusto, ahora si lo soy
como quiero serlo, porque pienso que eres lo mejor que tengo, te agobio y
tampoco te gusto.
- Quiero ser dulce contigo, pero al mismo tiempo no puedo
sacar la imagen de tu cuerpo enredado entre
mis sábanas.
- Siempre tengo que saber cómo dar los primeros pasos, pero
sin liarla. Si no, adiós.
- Quieres que esté seguro de mí mismo, pero no sé qué coño se te pasa por la cabeza.
- Pareces bipolar.
- Me encantas.

