Eran capaces de sobreponer sus necesidades por las de otros, pactaban continuamente entre sí para que nunca surgieran problemas, pero siempre acababan apareciendo.Cuando uno quería entregar más de sí que otro, y el contrario quería superarlo en entrega o, rechazaba su generosidad para no causar molestias, ambos entraban en conflicto sobre quién amaba más ayudar al resto, o sobre quién merecía más ser ayudado de los dos. Podía llegar a detenerse el tráfico por querer ceder el paso, a colapsarse las cajas de los supermercados por querer dejarse adelantar por aquellos que no llevaban mucha compra, a perder fortunas en ayudar a los mendigos de las afueras de la ciudad... Dentro de la propia armonía también existía el caos.
Cuando los involucrados en alguno de estos "percances" se daban cuenta que se trataba de una discusión y que estaban alterando la paz, tan deseada por ellos, cada uno se dirigía en una dirección opuesta al otro para restablecer el orden, sin dirigirse ni una sola palabra y eludiendo el problema, como si nunca hubiese existido.
Por ello, en este país las relaciones eran tan frías que era el único en el que existía la nieve.

