29 jun 2014

Cinco quintas partes. Capítulo 2: Los AZULES

Los AZULES eran muy diferentes, pero también poseían un país propio. Vivían en continua armonía, mantener la paz era su ideal, su máxima, su inspiración.

Eran capaces de sobreponer sus necesidades por las de otros, pactaban continuamente entre sí para que nunca surgieran problemas, pero siempre acababan apareciendo.

Cuando uno quería entregar más de sí que otro, y el contrario quería superarlo en entrega o, rechazaba su generosidad para no causar molestias, ambos entraban en conflicto sobre quién amaba más ayudar al resto, o sobre quién merecía más ser ayudado de los dos. Podía llegar a detenerse el tráfico por querer ceder el paso, a colapsarse las cajas de los supermercados por querer dejarse adelantar por aquellos que no llevaban mucha compra, a perder fortunas en ayudar a los mendigos de las afueras de la ciudad... Dentro de la propia armonía también existía el caos.

Cuando los involucrados en alguno de estos "percances" se daban cuenta que se trataba de una discusión y que estaban alterando la paz, tan deseada por ellos, cada uno se dirigía en una dirección opuesta al otro para restablecer el orden, sin dirigirse ni una sola palabra y eludiendo el problema, como si nunca hubiese existido.

Por ello, en este país  las relaciones eran tan frías que era el único en el que existía la nieve.


Cinco quintas partes. Capítulo 1: Los ROJOS

Toda historia debe tener un comienzo, y la nuestra empieza exactamente en un país en especial, el país de los ROJOS. Los ROJOS eran conocidos como seres pasionales. Hacían cuanto querían, cuando y como quisieran. Se movían por una fuerza a la que ellos llamaban "Corazón".

En su país reinaba el caos, el ruido, el desorden y la locura. Todos hacían lo que les decía su propio "corazón", sin tener en cuenta al resto, sin obedecer a ningún tipo de regla. Era un país en continuo conflicto, en el que nunca habían vencedores, sino vencidos.


Lo extraño es que al mismo tiempo se respiraba un aire de autorreproche , pues cuando alguien consideraba que había sobrepasado los límites de lo que él entendía para sí mismo como "lo debido", se recluía en una prisión especial. Esta prisión no estaba custodiada por ningún guardia, no tenía puertas, a excepción de la de entrada, ni ventanas, únicamente colgaba de la fachada un cartel en el que podía leerse "PAENITENTIAM", lo cual, traducido del latín significaba "ARREPENTIRSE". Era un lugar oscuro al que se accedía por voluntad propia, sin ningún tipo de juicio previo, salvo el de la misma persona, y se salía cuando se creyese necesario. 

Se dieron casos en los que algunos de los que entraron jamás volvieron a ser vistos. Se dice que aquel que consideraba haber llevado una vida pecaminosa, no era capaz de encontrar mejor camino que la propia muerte.


3 jun 2014

Donde habitan tus Imposibles

¿Han soñado alguna vez con algo que creían en un principio imposible pero que con el paso del tiempo, gracias a un esfuerzo, una voluntad propia o pura casualidad, se acabó haciendo realidad?

Existen ocasiones, en las que es cierto que no conseguimos aquello que tanto ansiamos, pero no por ello debemos dejar de luchar por nuestros sueños. Yo, personalmente, me he impuesto unas normas, unos límites que justifican el abandono en dicha batalla, e incluso prohíben que continúe con ese Imposible como meta. Éstas normas son personales, pero quizás puedan servir de apoyo a alguien que quiera descubrir  el mundo con otros ojos, o tal vez, no sirva para nada.


Los límites de lo imposible incluyen el parar de perseguir un objetivo si se hace daño a otra persona, si se busca la venganza o se quiere ser mejor que otro, y no mejor que uno mismo, en lo cual consiste la envidia; si el propósito está movido por el egoísmo, la vanidad o el impulso de querer sentirse superior a los demás, olvidando el propio autorreconocimiento; si involucra los sentimientos de otros por los que has luchado y no has recibido nada a cambio, o incluso de los que has recibido únicamente dolor.

Cada cual es dueño de crear sus normas, de imaginar cuál es el límite de sus imposibles. De pensar qué metas quiere alcanzar, cómo y por qué hacerlo, y qué tipo de persona va a ser durante el proceso.

Recuerda que todo esfuerzo es poco y si de verdad te importa algo, eres capaz de conseguirlo. Por fortuna, la perseverancia es un don que se nos ha brindado y con él, el tiempo no es impedimento para nada.