28 dic 2014

Ábreme la puerta ¡Estoy de vuelta!

¡Hola a todos! Sé que llevo meses sin escribir una sola palabra y que esto no afecta al mundo en absoluto, pues si al menos fuera famoso, alguien echaría en falta mis publicaciones. Como no es el caso, puedo vivir tranquilo en el bucle de estrés, prácticas en hospitales, clases, trabajos, venta de fiestas, pereza y un largo etc. en el que he estado sumergido.

Bueno, he vuelto por Navidad, como los turrones - sí, ya lo sé, soy supergracioso y original con esta mierda de broma-, y la verdad es que se me apetecía hacer una crítica monumental a estas fechas, pero como no soy el único Grinch en el mundo y este tema estaba tan usado, se me han pasado las ganas y en contraposición, voy a hablar de cosas “random” que quizás al escribirlas tomen sentido o tú seas capaz de buscárselo.

Para empezar, a pesar de considerarme, y que me consideren, una persona un tanto fría, no considero que el invierno sea  mi estación favorita en absoluto. Me atrevería a decir que es la que menos me gusta es más, quizás sea porque vivo en una isla en la que esta estación la pasamos con viento, lluvia o sol, o porque realmente no me siento nada en sintonía con esta época del año. Puede ser que se deba a que en el fondo, aunque no lo parezca, albergo gran cantidad de sentimientos, ¿quién sabe?

Con todo lo anterior quería llegar al siguiente punto,  y es que siempre he creído en la siguiente frase, “la Navidad se creó para darle un poco de color y calor al invierno”, -ya sé que color y calor hacen un juego de palabras increíble, soy consciente. Gracias-. Obviamente esto es algo que creo yo, puesto que existe una explicación de cómo se generó todo el tema de la Navidad y cada una de sus festividades, sin contar con el grado de aprovechamiento que hacen las empresas en estas fechas para que todos nos volvamos locos por el consumismo y gastemos el dinero de forma desmesurada con tal de “disfrutar de esta época del año con los seres queridos”. Vaya forma de demostrarles amor más hipócrita e impuesta.

El caso es que, a pesar de lo poco que me gusta la Navidad, como ha podido notarse, siento que es en estas fechas cuando me hago más consciente de lo infantil que sigo siendo. Un niño con dos dedos de frente. Ese niño rarito que no supo encajar muy bien en el colegio. Y es que, no sé si seré el único, pero estoy cansado ya de oír frases del tipo “madura”, “a ver si creces” o “pareces un niño”- menos por parte de mis padres. Para ellos siempre seré su hijo el responsable, perfeccionista e independiente con futuro claro-. Estas frases que sigo oyendo, aunque cada vez menos, me han retumbado dentro del cráneo toda mi vida, generando otras del tipo, “nunca se me dio bien jugar a los adultos”, “¿acaso tú sabes lo que es madurar?”, “¿de verdad la gente es tan aburrida?”, “¿madurar es sinónimo de ser un muermo?”, “¿madura la gente de verdad alguna vez en su vida?”, “¿me convertiré en un zombie?”.


Lo del zombie en realidad era mentira, o no, pero todo lo anterior sí que era cierto. La verdad es que nunca he entendido, ni espero hacerlo, lo que significa madurar, porque si es lo que dicen en Twitter con tanta seguridad al usar el típico “madurar es…”, ya pueden ir comiéndome todos esas personas que han tuiteado algo así alguna vez en su vida lo que vienen siendo los bajos. Vamos el pene de toda la vida, para el que no me haya entendido.


¿Qué quiero decir con todo esto? Pues no lo sé oye, ya dije que esto era una entrada “random” que he hecho sin pensar, sin guión e improvisando sobre la marcha, - ¡Qué caradura soy a veces macho!-. Espero que logres darle algún sentido en tu sesera y que te guste la Navidad o no, hagas lo que te plazca, nunca madures que para eso están las frutas, y además, en El País de Nunca Jamás se vive pero que muy bien. Así que ya sabes, a todo aquel que venga a pasarse  de adulto y a darte lecciones vitales mientras te mira por arriba del hombro, mándalos a tomar por culo y listo. Así de simple.


Bueno criaturas de los alrededores, como siempre he querido hacer este Blog algo más participativo, pero sigo sin conseguirlo, insisto. Me gustaría saber cómo ha sido este año para ti, aunque solo sea en una frase, qué piensas de la Navidad, de madurar o no; o si simplemente quieres aportar tu opinión, de forma anónima o pública, recuerda que puedes comentar esta entrada, pues toda opinión es válida e interesante, y compartirla en tus redes sociales para que tus amigos puedan leerla. Además, puedes seguirme en Twitter (arriba, a la izquierda), y dejarme ideas sobre las que te gustaría que hablara en el Blog.



No olvides estar atento a lo que te rodea, siempre puedes aprender algo nuevo ahí afuera.