Después del éxito que supuso las entradas anteriores de “Incompatibilidad
sexual”, serie la cual daba por cerrada, el otro día me asaltaron a la cabeza
nuevos pensamientos. Pensamientos que como siempre no ando buscando, si no que
me alcanzan cuando menos me lo espero, en este caso, mientras iba en la guagua
(bus). El caso es que aquí estoy de vuelta, retomando una temática que me
encanta y que bueno, espero que disfruten de este retorno inesperado que tanta
ilusión me hace.
Si nos paramos a reflexionar, los tíos estamos la mayor
parte del tiempo pensando en que las tías suelen estar cabreadas, que debemos
andar con pies de plomos para que no salte esa chispa que las prende… y no hablando
en el buen sentido, no sé si me siguen. Vamos, que buscamos agradarlas para que
no se lie la mundial –recuerdo que siempre hablo desde mi perspectiva y
experiencia-, pero ¿alguna vez pensamos en lo divertidas que son?
En el Universo parece ser que sí, que se cumple la regla del
equilibrio. Pues lo mismo pasa con el humor entre sexos, y es que la mayoría de
personas divertidas, que dicen payasadas constantemente, que llevan la gracia a
espaldas, que alegran los días de los demás a través de la risa, que siguen
pareciendo niños de preescolar, somos tíos. Solo hay que ver un día “El Club de
la Comedia” y contar cuántos humoristas del sexo masculino actúan, en
contraposición con el sexo femenino. Se trata de pura estadística. Pero, ¿quién
es la cabecilla del programa?, ¿quién es capaz de echarse a los telespectadores
al bolsillo cada semana? Una mujer. Una extraordinaria mujer.
Creo que el humor de una mujer es algo tan increíblemente
bueno, porque es algo a lo que no estamos acostumbrados. Algo poco usual. Al
igual que una mujer es capaz de hacer más de una cosa a la vez, pero no con la
misma calidad con la que un hombre hace solo una, lo cual está demostrado por
estudios y si lo pensamos resulta muy lógico, un hombre suelta una cantidad de
chistes de calidad variable, desde muy malos, hasta muy buenos, a lo largo de
un día, pero una mujer hace un chiste, aunque sea solo uno durante el día, y
éste es de una calidad exquisita.
Por consiguiente, queda claro que la frase “los tíos son
unos inmaduros”, puede que no ande muy alejada de la realidad, pero a mí
personalmente, me encanta serlo. Por otro lado, las tías, por lo general más
serias, son capaces de tener momentos de lucidez cómica, salvo algunas
humoristas que andan por ahí sueltas, que nos alegran el día, por ínfimo que
sea ese fragmento de tiempo. Su humor es escasamente certero y nos enamora.
¿Qué quiero decir con todo esto? Pues que tenemos que
apreciar cada uno de los defectos y cualidades del otro, fijándonos muy mucho
en las segundas. Y que debemos darnos amor, mucho amor, y no me olvido del
colectivo LGTB, y P y G, que me hago un lío ya con los pansexuales y genderqueer…
que es cierto que solo hago referencias a parejas heterosexuales, pero es que
hablo desde mi experiencia y recuerdo que es una “guerra de sexos”.
Espero que les haya gustado este regreso tanto como a mí, y como siempre repito, si estas de acuerdo o no, si crees que existen más diferencias entre ambos sexos, si te has reído, o si simplemente quieres aportar tu opinión, de forma anónima o pública, recuerda que puedes comentar esta entrada, pues toda opinión es válida e interesante. Además puedes colaborar compartiendo esta publicación en tus redes sociales para que tus amigos puedan leerla, y siguiéndome en Twitter (arriba, a la izquierda), donde puedes dejarme ideas sobre las que te gustaría que hablara en el Blog.
Y recuerda, no olvides estar atento a lo que te rodea, siempre puedes aprender algo nuevo ahí afuera.
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